Te levantas con dolor de cuello, sensación de rigidez o la espalda molesta y piensas: ¿estaré durmiendo mal? ¿Será culpa de la almohada?
La verdad es que muchas personas no se dan cuenta de lo mucho que influye la forma en la que colocamos la cabeza al dormir. Algunas incluso deciden quitar la almohada por completo pensando que eso les ayudará, pero otras no pueden dormir sin ella.
En este artículo no te vamos a dar una respuesta universal (porque no la hay, lo que hay son matices) sobre si es mejor dormir con o sin almohada, pero sí te vamos a ayudar a entender cuándo es bueno, cuándo es mejor evitarla y cómo saber lo que te conviene según tu cuerpo y tu forma de dormir.
Porque dormir bien es salud. Y si tu almohada está saboteando tu descanso… es hora de escuchar y actuar.
Efectos de dormir sin almohada
Dormir sin almohada suena “más natural”, pero los efectos que provoca en tu cuerpo dependen muchísimo de la postura en la que duermes y de tus características físicas.
Posibles beneficios
- Mejor alineación si duermes boca abajo. En esta postura, el cuello se fuerza hacia atrás o se rota demasiado. Dormir sin ella reduce esta presión.
- Reduce algunas tensiones en personas con hiperlordosis cervical (curvatura excesiva del cuello) si se hace bien.
- Es posible que respires mejor o te sientes más ligero sin la almohada, aunque es algo temporal si no hay buena postura.
Posibles efectos negativos
- Desalineación cervical. Cuando la cabeza queda más baja que los hombros o hundida en el colchón, hay tensión en cuello, trapecios y parte superior de la espalda.
- Presión en los discos intervertebrales si no hay buen soporte, sobre todo en personas con problemas de columna.
- Molestias articulares. Sin una almohada que compense el espacio entre cuello y colchón, las cervicales pueden comprimirse.
🔎 Importante: Dormir sin almohada funciona solo en posturas específicas y en cuerpos concretos. Lo más habitual es que a medio plazo provoque o agrave molestias.
¿Por qué no debo dormir sin almohada entonces?
Ya te lo hemos desarrollado en el apartado anterior, pero queremos insistir.
Salvo excepciones, no te recomendamos dormir sin almohada. Nuestro cuerpo necesita un soporte que ayude a mantener el cuello alineado con la columna vertebral. Y más hablando de tantas horas de inmovilidad.
Razones clave para no prescindir de ella
Si duermes de lado, tu hombro eleva la cabeza, y si no hay una almohada que rellene ese hueco, el cuello queda inclinado hacia abajo. Esto genera tensión muscular, pinzamientos y dolor matutino.
Si duermes boca arriba, la cabeza puede caer hacia atrás, forzando la curva del cuello, provocando cefaleas, rigidez y vértigos.
Dormir sin almohada empeora los ronquidos y la apnea del sueño porque la vía aérea queda menos abierta.
¿Y en qué casos es mejor dormir sin almohada?
Aunque no es la norma, sí existen ciertos perfiles en los que dormir sin almohada puede ser más saludable o hasta recomendable:
1. Personas que duermen boca abajo. Es la única postura donde quitar la almohada tiene lógica, porque de lo contrario, la cabeza queda rotada y en extensión (mirando hacia un lado con el cuello hiperextendido), lo cual es muy lesivo a largo plazo.
2. Bebés y niños pequeños. No deben usar almohada hasta al menos los 2 años, por seguridad y para favorecer un desarrollo natural del sistema musculoesquelético.
3. Personas con dolores cervicales específicos. Algunos perfiles con hiperlordosis cervical o discopatías temporalmente pueden dormir sin almohada, bajo supervisión de un profesional.
4. Practicantes de posturas “naturales” controladas. Hay quien practica descanso consciente sobre colchonetas firmes y sin almohada como parte de terapias posturales orientales, pero requieren guía y adaptación progresiva.
Ojo: Si vas a probar dormir sin almohada, observa muy bien las señales de tu cuerpo: si te levantas peor, si duele más el cuello o si te despiertas varias veces, no es para ti.
¿Qué es mejor: dormir con almohada alta o baja?

Ni alta ni baja es mejor en términos absolutos.
La mejor almohada es la que mantiene tu cabeza, cuello y columna en línea recta, como si estuvieras de pie, pero tumbado.
Aquí tienes una guía rápida:
Postura | Mejor tipo de almohada |
De lado | Firme y alta, para llenar el hueco entre cuello y hombros. |
Boca arriba | Media altura, que no eleve demasiado la cabeza. |
Boca abajo | Muy baja o sin almohada, para evitar la hiperextensión del cuello. |
¿Cada cuánto debo cambiar mi almohada?
Vamos a hablar ahora de otra cuestión interesante: el tiempo para el cambio de almohada.
Aunque muchas personas lo olvidan, la almohada también caduca. Pierde firmeza, acumula ácaros, polvo y humedad.
La recomendación general es cambiarla cada 2 años, dependiendo del tipo de material y del uso que le des (si es visco y de buena calidad, puedes alargar hasta 3 años).
🔍 Señales de que tu almohada ya no sirve:
- Se ha deformado o no recupera su forma.
- Te levantas con dolor de cuello o cabeza.
- Tiene manchas, malos olores o sensación de humedad.
- Notas más alergias o congestión nasal al dormir.
¿En qué fijarse para elegir una almohada? Con Loft Confort lo tienes fácil
Elegir bien tu almohada es casi tan importante como elegir bien tu colchón.
Tiene que adaptarse a ti y sostenerte sin forzar.
Estos son algunos factores importantes al elegir una almohada:
- Tu postura habitual al dormir (de lado, boca arriba o boca abajo).
- Tu complexión física: hombros anchos, cuello largo o corto, peso corporal.
- Material:
- Viscoelástica: adaptable y de buena firmeza. Ideal para cervicales sensibles.
- Látex: transpirable y con buena sujeción.
- Fibra o plumón: más blandas, pero con menor soporte.
- Altura y firmeza adecuadas a tu postura.
- Transpirabilidad: especialmente si sudas por la noche.
- Facilidad de lavado: algunas almohadas se pueden lavar, otras no.
Una buena almohada es una inversión en salud y bienestar. Y en todo lo relacionado con salud y bienestar, Loft Confort puede ayudarte.
¿Te animas a echar un vistazo a todo lo que tenemos preparado para tu descanso?